Otra Obra

La tarea:
Dejarse guiar en la pincelada por algo que no es uno, sino la suma de otros en uno. Poner en marcha la selección inconsciente de lo más sentido de otras obras, de artistas admirados.

Intentar entonces dar una gama de colores variada, rica; que la materia se acomode un poco por la mano, otro por la suerte y otro tanto por la amalgama de los pigmentos. Pero básica y religiosamente por la magia autocreadora y consiente de la propia obra.

Y alejarse, sin dejar de estar presente para observar, para ver que caprichos del azar de los movimientos de los pinceles y aguadas movedizas dejan lo verdadero, lo universal, belleza moderadamente salvaje.

Es la intención dejar fluir, estar lejos de la razón, marcando un ritmo particular, similar a muchos y también distintivo, propio.
Pretenciosamente perfecto a los ojos de uno, perfecto hasta en la más visible imperfección.
Y nunca dar por concluida la tarea, aunque la obra este lejos en distancia y en tiempo, ni después de muerto.

Y así seguirá creciendo por sí misma, independiente y autónoma de sus creadores. Generando y regenerando su propia identidad, más allá de cualquier espectactiva, suposición o pronóstico.

Pero lo más importante siempre será disfrutar cada pincelada, cada aguada, cada empaste y cada feliz accidente; por que eso es al final, es lo que se va a sentir en la tela, en los ojos y el corazón.


Amén.
Hernán Cuño

4 comments:

Liduvina said...

...y es así como la obra supera al artista. Una y otra vez...

Lindo blog.

Saludos.

Peco said...

wow

~ Lu said...

si, y nada de CTRL Z... (o muuuuuy poco) todavia me gusta el olor, las texturas y mancharme con pinturas de verdad

Anonymous said...

usté lo ha dicho