Instantáneas, y con delay.


Se fue uno, o se había ido y no avisó.
Como no la vió venir, de frente, de golpe.
Dejando un tendal.
Uno cree que es la fatalidad, pero a veces...
es la necedad, la ceguera o la sensación
del final constante la que actúa de presentadora.
Con una galera y una levita, a los gritos
en el centro de la pista, anticipando
a veces hasta usa megáfono, casi feliz.

La otra, silenciosa, amable.
Con la claridad que sólo los finales de
las películas, fundiendo a blanco logran.
Y predecible, como las películas que al final funden a blanco.
Dejando pequeñas enseñanzas y reforzando
creencias vicerales.
Palabra de aliento, susurros lejanos
de gente tan desconocida como amable.

Les dejo un saludo, nos veremos.
Invariablemente nos veremos.

A Leo y a Marcos.

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